El porqué de Poste Cabildo

El Poste Cabildo es un pilar que sustenta dos arcos porticados de la Plaza de Garrovillas de Alconétar. En tiempos fue lugar donde se reunían los muchos clérigos de la villa para tomar decisiones. Algún tiempo después sostenía las espaldas de los jornaleros que esperaban el dedo apuntador para conseguir un jornal. Yo quiero que este Poste sea lugar para mis reflexiones, compartidas o no, e invitaros a criticarlas.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Payasadas virales

Desde hace algún tiempo se está haciendo viral, aunque yo prefiero lo de popular, eso  de querer reescribir la historia sin tener en cuenta los momentos en los que los hechos acontecieron.
Unas veces por aquello de los pensamientos encontrados, otras por querer viajar en el túnel del tiempo, incluso llegando a embarcarse en la nao Santa María, si llegara el caso, y devolver al llamado ‘Nuevo Mundo’ todo aquello que exportamos y desbaratar todo lo que aportamos, incluidas las enfermedades; digo esto último por aquello de lo viral, ya que en sus orígenes el término significaba ‘todo aquello que tiene relación con los virus’; después también se importó al léxico informático para determinar lo que se difunde masivamente por las redes.
No me atrevo a dilucidar qué influyó más en aquel intercambio de culturas, riquezas, conocimientos…, en tiempos de Juan de la Cosa.
Ahora, en estos tiempos, sí que me atrevo a saber decir aquello que me gusta  y lo que no.
En el mundo de la música, las tradiciones, la gastronomía…; en definitiva todo lo que cobija la palabra ‘folklore’ en el concepto más docto del término, ha sido un intercambio de cromos; así tenemos que qué sería del gazpacho sin el tomate, nuestra tortilla española sin la patata, el trocito de chocolate después de la cena,  incluso nuestra Comarca ‘La Vera’ sin sus plantaciones de tabaco, eso solo por llevarse algo a la boca. El mundo del flamenco se enriqueció con los cantes de “ida y vuelta”, léase: milongas, vidalitas, guajiras…
También es cierto, que en cuestión de ‘animales’ los viejos europeos les enviamos más que trajimos, unos domesticados y otros sin domesticar, pero a ver quién se atrevía en aquellos entonces a pasar la ceranda.
Y todo esto viene a cuento de los días que vivimos; en el puente festivo de los Difuntos y Todos los Santos también nos ha pasado como con la importación de los animales, pero al revés; aquí en los últimos tiempos hemos cambiado: el pedir la ‘chaquetía’ por exigir ‘truco o trato’, hacer el calbote,  tocar las campanas durante la noche o el comer los “tosantos” –frutos secos, membrillos y granadas- por vaciar calabazas, hacerles unos respiraderos más o menos tétricos y ponerles una vela para iluminar su alma y  así, celebrar el Halloween; no es que me guste mucho la idea, que sería nada, lo que hago, es que no lo tomo en consideración.
Yo, estos días, sigo siendo clásico, visito los cementerios, a lo largo del año también, como nueces, castañas y hago algún ‘casamiento’. Pero vestirme de payaso, para hacer el ganso…, otra cosa importada del novísimo mundo que no se me ocurriría nunca.
¡Con la excelente labor que hacen quienes son payasos de profesión, tanto en el mundo de la farándula como en el de insuflar ánimo, y que vengan otros a desprestigiarla!

No es menos cierto que estos días, aunque sea vestido de calle y sin su nariz roja, más de uno también ha hecho el payaso.

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